sábado, 31 de enero de 2009

3. EL PROBLEMA DEL VALOR CUANTITATIVO
Sweezy parte de la importancia de que, en toda sociedad, el trabajo se dirija a la producción y que los productos se distribuyan entre los miembros de la sociedad. Lo que varía a lo largo de la historia es la forma en que se organizan y se llevan a cabo estas actividades. La necesidad de distribuir el trabajo social en proporciones no puede ser eliminada por la forma particular de la producción social. La forma que esta división proporcional del trabajo opera, se manifiesta en el cambio privado o valor de cambio de los productos. La tarea de la teoría del valor cualitativo fue descubrir las implicaciones de esta forma de producción, en términos de relaciones sociales y conciencia social, ya que el estudio del valor de cambio mismo es sólo el comienzo de la ciencia económica y no su objetivo último. Para Marx, existe una correspondencia exacta entre las proporciones del cambio y las proporciones del tiempo de trabajo. De esta manera, en la determinación del valor no debe tomarse en cuenta más trabajo que el socialmente necesario, es decir, necesario en las condiciones sociales existentes, con las condiciones normales de producción y con el grado de habilidad medio. Asimismo, el trabajo más cualificado que el trabajo simple, debe tener correlativamente una mayor capacidad de producir valor. Entonces, la relación entre ambos tipos de trabajo es teóricamente susceptible de medición independientemente de los valores de mercado de sus productos, siendo el trabajador calificado más eficiente por habilidad natural superior o por un entrenamiento superior. Ciñéndose a la regla de que la superioridad del más diestro se manifiesta independientemente de la línea de producción en que pueda ser empleado. Por otro lado, si la diferencia entre dos obreros es por cuestión de entrenamiento, es que el obrero emplea indirectamente una parte del trabajo de sus maestros y no sólo su propio trabajo. En la práctica, estas diferencias pueden ser el resultado de una combinación de diferencias en habilidad y entrenamiento. Marx hizo notar que las diferentes proporciones en que diferentes clases de trabajo se reducen a trabajo no calificado como su norma son establecidas por un proceso que tiene lugar a espaldas de los productores y por consecuencias, parecen ser fijadas por la costumbre.En contraposición, los críticos de la teoría del valor de Marx, han sostenido que la reducción del trabajo calificado a trabajo simple implica el razonar en un círculo vicioso. Por ello, los talentos especializados no tienen gran importancia, en lo que se refiere a la vasta mayoría de los obreros productivos.Para el autor siempre debe existir una relación de cambio estable entre los productos, porque si no se produciría un desequilibrio. Entonces, tanto la oferta como la demanda están equilibradas sólo cuando el precio de cada mercancía sea proporcional al tiempo de trabajo requerido para producirla o a la inversa, se establecerán precios proporcionales a los tiempos de trabajo sólo en caso de que las fuerzas competidoras de la oferta y demanda puedan trabajar libremente, por lo tanto, la teoría de la determinación de los precios por la oferta y la demanda concurrentes, no sólo no contradice la teoría basada en el trabajo, sino que es parte de ella.Entonces, La relación entre demanda y oferta, explica por una parte las desviaciones de los precios de mercado, y por otra, la tendencia a hacer fluctuar estas desviaciones, es decir a suspender el efecto de la relación de demanda y oferta. Entonces, el precio de mercado de una mercancía coincide con su valor real, en el momento en que oferta y demanda se equilibran mutuamente y cesan de actuar.A Marx se le acusa de haber ignorado el papel de la demanda, este punto carece de importancia en la medida en que la discusión se limita a las proporciones del cambio en una sociedad de producción simple de mercancías, pero cuando se concibe para una forma más amplia de producción, ahí si es necesario conocer tanto la proporción del cambio como la distribución del trabajo, siendo necesario contar con dos clases de información: La información sobre el costo relativo en trabajo y la información sobre la intensidad relativa de la demanda de un trabajo u otro. Así, con esta información es posible determinar lo que puede llamarse equilibrio económico. Por ello el cargo que se le hace a Marx de ignorar la demanda no puede sostenerse con éxito.En cuanto al valor de uso de las mercancías individuales, el autor apunta que depende de la necesidad particular que cada una satisface, en cambio, el valor de uso de la masa social de productos, depende de la medida en que satisface en cantidad, una necesidad social precisa de cada clase particular de producto. Por lo tanto, la necesidad social, es un factor determinante de la cantidad de trabajo social que deben suministrar las diferentes esferas particulares.A la hora de examinar el reconocimiento que Marx hacía tan claramente a cerca del papel que juega la demanda en determinar la asignación del trabajo social, se plantean dos cuestiones ¿Por qué le dio un espacio tan breve dentro de su teoría? y ¿por qué no elaboró una teoría de la opción de los consumidores? Para responder a esto, hay dos razones, en primer lugar bajo el capitalismo la demanda efectiva es sólo parcialmente una cuestión relativa a las necesidades de los consumidores, y en segundo lugar, está la cuestión básica de la distribución del ingreso, que a su vez es un reflejo de las relaciones de producción o estructura de clase de la sociedad. No hay que olvidar que la demanda social está esencialmente condicionada por las relaciones mutuas de las distintas clases económicas y sus posiciones económicas relativas, es decir primero por la proporción entre la plusvalía total y los salarios, y segundo por la división de la plusvalía en sus diversas partes. La cantidad de estas necesidades es muy elástica y cambiante, aunque pueda parecer que del lado de la demanda existiese una magnitud precisa de necesidades sociales.Para Marx los gustos de los consumidores (aunque no los considera del todo relevantes) juegan un papel importante a la hora de determinar la asignación de los esfuerzos productivos. Esto se debe a que pensaba que las necesidades, en medida en que no surgen de requerimientos biológicos elementales, son un reflejo del desarrollo técnico y organizacional de las sociedades. Por eso no es la conciencia de los hombres la que determina su existencia, sino que, por el contrario su existencia social determina su conciencia. Asimismo, todo cambio en los gustos de los consumidores es incidental a la acción de los productores y suscitado por ella.Sweezy dirá que en cuanto a la ley del valor de Marx resume las fuerzas actuantes en una sociedad productora de mercancías que regula, siendo éstas: las proporciones del cambio de mercancías, la cantidad producida de cada una y la asignación de la fuerza de trabajo a las diferentes ramas de la producción. Entonces, una sociedad de productores privados que satisfagan sus necesidades por el cambio entre ellos sería la condición básica para la existencia de una ley del valor. Siendo esta última esencialmente una teoría de equilibrio general desarrollada en primer término con referencias a la producción simple de mercancías y adaptada después al capitalismo. De tal forma que en una sociedad productora de mercancías, no simplemente existe el caos sino que también el orden.En relación a la ley interna del mercado Sweezy dirá que se cumple meramente por medio de la competencia entre los productores, por la presión mutua de uno sobre el otro, mediante la cual se equilibran las diferentes desviaciones. Entonces, la ley del valor ejerce aquí su influencia, manteniendo el equilibrio social de la producción entre las fluctuaciones accidentales. De esta manera, la ley del valor pierde su pertinencia y su importancia, el principio de planeación le sustituye, en la economía política de una sociedad socialista la teoría de la planeación debiera ocupar la misma posición básica que la teoría del valor en la economía política de una sociedad capitalista. Entonces, el precio según Marx, es tan sólo la expresión monetaria del valor, no obstante en su obra, aparece luego el término precio de producción, que es distinto al precio en sí, este término se refiera a las modificaciones de los valores.El autor aclarará que a la hora de hablar de precio de monopolio, queremos decir en sentido general un precio determinado sólo por el deseo de adquirir de los compradores y por su solvencia, independientemente del precio, que es determinado por el precio de producción general y por el valor del producto. Por lo tanto, la demanda adquiere una significación especial, ya que el control de la oferta por el monopolista le permite aprovecharse de las condiciones de la demanda. Por otro lado el autor señala que las relaciones de valor cuantitativamente son perturbadas por el monopolio, las relaciones del valor cualitativo. Es decir el monopolio no altera las relaciones sociales básicas de la producción de mercancías, ni cambia la conmensurabilidad esencial de las mercancías. Entonces podemos seguir midiendo y comparando mercancías y conjuntos de mercancías en términos de unidades de tiempo de trabajo, aún bajo condiciones de monopolio.

4. PLUSVALÍA Y CAPITALISMO:
En este capítulo, el autor comenzará explicando el concepto de capitalismo y todo aquello que le es necesario para que pueda llevarse a cabo, el desarrollo de la producción de mercancías.Es importante señalar la distinción entre producción de mercancías y capitalismo, puesto que, aunque el capitalismo se base esencialmente en ello, no toda la producción de mercancías implica necesariamente el capitalismo. La diferencia principal del capitalismo se basa en la compra y venta de la fuerza de trabajo, basándose por ello en continuas relaciones de cambio, como bien expuso Marx, se trata de una nueva época en el proceso de producción social. Y es que, en el capitalismo tanto los medios de producción como la fuerza de trabajo son mercancías, por lo que poseen valor de cambio.A lo largo de la historia se han producido diversos cambios ya que la producción simple de mercancías consistía en cambiar mercancía por dinero y este a su vez por nuevas mercancías que satisfacían las necesidades nuevamente generadas (M-D-M); sin embargo, en el capitalismo se cambia dinero por mercancía y esta a su vez por dinero (D-M-D), el dinero es el principio y el fin.Pero hay que señalar que el valor del primer dinero es totalmente distinto al obtenido tras la venta de la mercancía, por lo que hay que diferenciarlos. Al primer “dinero” se le denomina D y al segundo D´, siendo ésta última D´ de mayor valor que la primera, pues el objetivo de dicho cambio es la obtención de una continua acumulación (de riqueza). A esta diferencia es lo que Marx llama plusvalía.Sin embargo, algunos economistas ortodoxos mantiene que, la adquisición de plusvalía como incentivo de la producción proviene de una característica innata de la naturaleza humana, el llamado “móvil de la ganancia”, siendo no el sistema capitalista, si no el ser humano el que, con continuas ansias de poder, ha fomentado el concepto y desarrollo de “plusvalía”.Para conocer el origen de la plusvalía, según Marx, es necesario analizar el valor de la mercancía fuerza de trabajo, siendo ésta el trabajo mismo. El capitalista compra la fuerza del trabajo del obrero, es decir, al obrero mismo, quien durante un periodo de horas laborales acordado previamente, recibirá un salario (suma correspondiente al valor de los medios de subsistencia del obrero), a cambio de realizar el trabajo que le sea impuesto.Dichas horas laborales, traducidas en la jornada de trabajo del obrero, puede dividirse en dos partes; el trabajo necesario y el trabajo excedente. El trabajo necesario es aquel que el obrero intercambia para compensar sus medios de subsistencia, es decir, es el que obtiene el obrero a modo de salario; mientras que el trabajo excedente es aquel que se da una vez cumplido el trabajo necesario, convirtiéndose en plusvalía, y siendo un beneficio perteneciente al capitalista.En cuanto al valor total de cualquier mercancía, este está compuesto por tres partes; el capital constante (c) que es aquel que no cambia, representando el valor de la maquinaria y de los materiales utilizados; el capital variable (v) que es aquel que cambia, dependiendo del valor de la fuerza de trabajo; y por último la plusvalía (p), obteniendo con todo ello, como ya hemos dicho, el valor total de una mercancía. Este valor total equivale a las entradas brutas por ventas, el capital constante al desembolso en materiales más depreciación, el capital variable al desembolso en sueldos y salarios, y la plusvalía al ingreso disponible, tras todas estas operaciones, para su distribución como interés y dividendos o para su reinversión en el negocio.La tasa de plusvalía (p´) es la porción de la plusvalía (p) con respecto al capital variable (v). Según Marx esta tasa es sólo propia de las sociedades capitalistas.La tasa de explotación es la proporción de trabajo excedente con respecto al trabajo necesario. Esta tasa, en cambio, es propia de cualquier sociedad.La magnitud de la tasa de plusvalía está determinada por tres factores: la duración de la jornada de trabajo, la cantidad de mercancías que entran en el salario real y la productividad del trabajo.En cuanto a la plusvalía hay que distinguir dos tipos: la plusvalía absoluta, aquella que se obtiene de aumentar las horas de trabajo del obrero y la plusvalía relativa, que es aquella que se puede obtener por dos vías, o bien disminuyendo el salario del obrero o bien haciéndole aumentar su productividad.Lo que Marx llama composición orgánica de capital se deriva de la fórmula del valor total. La composición orgánica de capital (o) es la proporción del capital con respecto al capital total. Aquí, el trabajo es provisto de materiales, instrumentos y maquinaria en el proceso productivo.El punto seis del capítulo trata sobre la tasa de ganancia (g), es decir, la proporción de la plusvalía (p) con respecto al desembolso total de capital (c+v). Para explicar mejor la teoría, Marx supone que todo capital tiene un idéntico período de rotación de un año, ya que en la práctica el total de inversión no es generalmente igual que el capital empleado durante un año, ya que el tiempo de rotación de los distintos elementos de la inversión total varía de forma notable.También se supone que la tasa de ganancia es igual tanto en las industrias como en las empresas. Si tanto las tasas de plusvalía como las tasas de ganancia son iguales en todas partes, se entiende entonces que, si el cambio de mercancías debe realizarse de acuerdo con la ley del valor, la composición orgánica del capital debe ser igual en todas partes.

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